La iglesia del Nazareno Bella Vista ubicada en la zona sur de la ciudad de La Paz, Bolivia atravesaba, lo que sería probablemente, su crisis mas grande: con poca membresía y una infraestructura deteriorada, no podían ni siquiera cubrir los gastos para lo mínimo que necesitaba el templo.
En febrero de 2020, la iglesia en Bolivia se moviliza para cambiar la historia en la comunidad de Bella Vista. La pastora Elizabeth Daza, parte del equipo nacional de MNI, junto a un equipo de voluntarios del distrito, tomaron el desafío de levantar la iglesia, cumplir la misión de hacer discípulos e impactar la comunidad en aquel lugar.
Motivados a generar un cambio trabajaron en los planes para evangelismo, visitas y atención a las necesidades en la comunidad, recaudación de fondos y la refacción del templo, que estaba en situación de absoluto deterioro, por lo que estuvo cerrado durante algún tiempo. El plan, era ambicioso, pero sus corazones ardían por llevar el evangelio a cada hogar en Bella Vista.
Cuando llegó el tiempo reabrieron el templo, desarrollaron evangelismo con niños, y retomaron la adoración dominical, movidos por un corazón apasionado por misiones estaban decididos a hacer una diferencia en las vidas de aquellos que los rodeaban. Sin embargo, en el momento menos esperado la pandemia por COVID 19 llegó a América del Sur, y Bolivia al igual que otros países entró en cuarentena. El templo tuvo que volver a cerrar sus puertas, y los planes soñados quedaron en espera, sin embargo, aunque las puertas del templo fueron cerradas, nuevas puertas fueron abiertas para la iglesia. La crisis por la pandemia fue una oportunidad para mostrar el amor de Dios, y la compasión fue la herramienta que acercó a la iglesia con la comunidad.
El plan no se detuvo por el nuevo virus, sino que conociendo la necesidad y movidos por el amor de Cristo, la nueva congregación comenzó a recaudar víveres y armar canastones con alimentos y material evangelístico logrando alcanzar a 45 familias en situación vulnerable. Cierta mujer vendedora de productos en la calle, no logró vender nada ese día, pero al retornar a casa pasó delante de la iglesia, y fue bendecida por uno de los canastones de víveres. Ella quedó impactada y agradecida con Dios y la iglesia. ¡Estos testimonios animaron aún mas a la congregación!
En la medida en que esta iglesia se dejó ser usada por el Señor, fueron también bendecidos por Él. En el mes de agosto, cinco meses después de iniciada esta aventura, la iglesia fue aprobada para recibir fondos de Alabastro, para los arreglos del templo, a ello se sumaron ofrendas de corazones agradecidos y hoy el templo está siendo preparado para recibir la cosecha obtenida en tiempos de pandemia. ¡El Señor es fiel!
Claudia Baldivieso
Coordinadora Nacional MNI Bolivia